jueves, 9 de mayo de 2013

El fervor que necesitamos en nuestro corazón


Circula por las redes el video de un niño pequeño de tan solo 3 años de edad. Colombiano, huérfano de Padre y Madre, vive con su abuela y una tía. Le encanta jugar a la celebración de la misa, haciéndolo con mucho entusiasmo, incluso pidió para navidad los ornamentos litúrgicos que usa el sacerdote.

Según el testimonio de su tía nadie lo ha incitado a este comportamiento, esto ha nacido de forma espontánea y libre. Muchos a esa edad juegan a ser bomberos, policías, futbolistas, pilotos de carrera, músicos, en fin. Las niñas van con sus muñecas, coches, juegan a tomar el té, ser madres, doctoras y tantas cosas más. ¿Cuántas veces vemos a un niño jugar a ser cura? Creo que muy pocas veces. Este es un niño que se siente sumamente feliz y conmovido por esta acción de gracias a Dios, aunque no comprenda del todo la magnitud y el trasfondo, sin embargo con su corazón puro, sencillo y humilde creo que vive la misa con mayor intensidad que nosotros,

Viéndolo me he sentido muy conmovido, creo que es un gran ejemplo para todos los sacerdotes, este es el convencimiento que deberían tener, es la energía que deberían proyectar, la atracción que se debería generar en cada misa. Y claro, es un gran ejemplo para todos nosotros que tantas veces vivimos la misa a medias, sin siquiera preparándonos como se debe, llegando apurados y ni pensando en confesarnos.

Les dejo el video a continuación.


Muchos saludos a todos!



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